Pedro siempre habla de lo que recuerda, hasta el último detalle.
Una vez le pregunté: ¿hay algo de lo que te hayas olvidado alguna vez? De encontrarme una novia, me dijo. Y me contó que una vez, cuando trabajaba de cadete en una farmacia, se olvidó a dónde había llevado una balanza.
En otra ocasión quise saber de su familia en España, si siguió teniendo contacto, qué había pasado con su padre. Todo se vuelve impreciso de pronto: las fechas, los lugares, los motivos, los hechos. Y a ese punto ya desisto de pedirle que trate de ordenar y de que las cosas concuerden cuando menciona la guerra civil, fusilamientos, republicanos y franquistas, y fechorías:
No, no, de esas cosas no quiero acordarme.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario