16 de mayo de 2007

GALVAN

A veces voy a Galván, me siento en una piedra, cierro los ojos y me vuelve a la memoria todo aquello que viví ahí, los años más maravillosos de mi vida, entre el 46 y el 50, y veo la gente saliendo de los elevadores, los estibadores yendo a los elevadores, las máquinas haciendo maniobras, los trenes entrando con la chatas cargadas de bolsas, el balneario cuando íbamos al varadero, porque había un varadero donde nos bañábamos nosotros, cuando íbamos con otros muchachos a juntar leña, fierro, que las chatas del noroeste las tiraban ahí, juntábamos bronce, juntábamos madera, cuando íbamos con la zorrita a la estación, íbamos a buscar, que Stacco nos traía la cerveza con la zorrita, cuando en Navidad nos juntábamos todos los vecinos de Galván ahí, a cenar, me vuelve a la memoria, evoco, capaz que me quedo media hora ahí, con los ojos cerrados.

Ahora tengo que ir, la semana que viene voy de vuelta.

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