27 de febrero de 2008

Una foto de 1964

Esta foto es del 31 de julio de 1964, 49º aniversario del Club Comercial, y posan en ella los miembros de la Subcomisión de fiestas:


De pie, de izquierda a derecha, Miguel Angel Ramírez, es químico, el padre es maquinista, el maquinista mas viejo de White; Carlos Alberto Gederlinich, falleció a los 45 años; Ernesto Micucci, ex ferroviario, tiene negocio por cuenta propia, hijo de ferroviarios; Edgardo Gil, hijo de maquinista; Juan Carlos Fociano, jubilado; Mario Zuccolo, falleció a los 47 años, era inspector de la playa, falleció de un ataque de presión; Raul Saieg, ferroviario jubilado, trabajaba en la superintendencia y después en control, jefe de oficina; Juan Carlos Callearanzolo, el padre era español, era ferroviario en la Estación Bahía Blanca Sud, en la oficina, ese tambien falleció;así que hay tres finados; y después estoy yo, Pedro Caballero.

Cada uno tenía su apodo:a Zuccolo le decían "viejo patuleco", era una canción, "a donde vas viejo patuleco";a Gederlinich, el "yeye"; a Gil, "el chingolo"; a Callearanzolo, "el gordín"; a Saieg, "el turco"; Ramirez no me acuerdo qué sobrenombre tenía. Y a mí, el "gatambú", me decían a mí, yo los llamaba gatambu a todos, no se de donde lo había sacado el término ese, a lo último me llamaban gatambu a mí también.


- Pedro, sos el único que no tiene corbata...


- No sabía hacer el nudo, así que tenía como veinte moños.

26 de febrero de 2008

Sobre una historia que contó Alberto el profesor que vino con los chicos de la colonia de vacaciones de la Asociación Empleados de Comercio

Ayer Pedro lamentaba no haber llegado a tiempo al museo para escuchar esta historia, corroborar los datos y agregar algunos otros detalles.

Hoy me los contó a mi, y de paso agregó otros episodios semejantes:

- ¿Vos sentiste Pedro la historia esa del maquinista y el carnicero?

- Si, tengo entendido en Saavedra chocaron dos máquinas de vapor, uno de los maquinistas quedó aprisionado en el aparato combinado, y no lo podían sacar; el vapor y el agua lo empezaban a quemar, entonces, vino un carnicero, y con un cuchillo le cortó la pierna, limpita. Por la rodilla le cortaron, si no se iba a morir quemado. Habrá sido en el año 38, es una historia vieja, los maquinistas viejos te la cuentan; yo, en una revista lo leí, de La Fraternidad.

A veces cuando chocaban las máquinas de vapor, como pasó con la que iba a Zapala, en el paso a nivel de Calderón, la locomotora 7002, chocó con un camión cargado con nafta y los maquinistas Jose Miqueley Juan Antonio Rossi, quedaron carbonizados, la máquina ardió toda la noche, entre la nafta del camión, y la temperatura... hasta que no se apagó el fuego no lo pudieron sacar, el maquinista era de White, el sábado 21 de agosto de 1971. La trajeron al galpón después la máquina, sacaron lo que quedó.


Otro: el sábado 13 de enero del 84 en la estación Río colorado entre el 314 que venía para acá de Neuquén y un camión de gas metano o algo de eso, chocaron también, la maquina la dio vuelta para allá, la 9013, una General Motors, el maquinista era Juan Carlos Ramírez de Bahía Blanca, el foguista era un muchacho de Olavaria.

25 de febrero de 2008

Salidas

Hace cuarenta y nueve años, el 25 de febrero, estaba en Pringles, en el 59, había ido a llevar dos locomotoras, me volví en la pasajera; , con la 7100 fui a Pringles, de vuelta, cuarenta y cuatro años atrás, con Stanziani y Sergio Lari, mi socio mecánico; se viajaba mucho, íbamos a buscar máquinas que estaban paradas, por lo general los motores de tracción se rompían, había que gatear de los dos lados, se calzaban los ejes, se traían las ruedas en el aire, se metía un riel entre bastidor y bastidor y con una cadena se ataba el motor de tracción y se separaba la corona del piñón. mandaban una yunta y la traíamos para acá para Bahía, la máquina venía muerta, enganchada, a paso hombre. En esos años se efectuaban muchas salidas, nos pagaban viáticos y días, capaz que en un día te sacabas una semana.

17 de febrero de 2008

En la esquina del Cine Jockey Club

Esta es la esquina de Guillermo Torres y Belgrano, donde estuvo el Cine Jockey Club, donde estuvo la cantina Il Vero Tullio, frente a la entrada de la estación de trenes.
Guillermo Torres y Belgrano - Ingeniero White

Al llegar acá, Pedro vuelve a tener veinte años, se abre paso por entre el corrillo caminando erguido con su traje de domingo, y se apoya contra la pared junto a los muchachos que han salido a la vereda durante el intervalo a campanear a las chicas.

La calle Guillermo Torres, viernes 15 de febrero al mediodía

Tampoco era muy afecto a los bares. Pero en la calle Guillermo Torres había además muchos otros negocios:
El Bar Usandizaga en la esquina, era despacho de bebidas, almacén, de todo un poco, iban los piqueros, toda la gente ahí a jugar a las cartas, y a tomarse una copa; después estaba el almacén de Martínez Hermanos, a lado tienda La Preferida, y otro bar, acá, el Bar Oros, después al lado estaba la peluquería, había una enfermera que se llamaba Nieves, después estaba el famoso bar Bugarini, los pescadores venían de pescar iban a jugar a la pasarella, y al lado estaba el kiosco Lomolino, en la esquina, y la farmacia Guglielmetti, una farmacia tradicional de White, los Perez Fontan vivían arriba, y esta era la calle principal, antes, al lado estaba la famosa sastrería Emilio, donde está el terreno baldío, Emilio Dujorvich, un famoso sastre de White, al lado el restaurante Acevedo, una tienda, tienda Vaira y en la esquina el bar Central.
Calle Guillermo Torres - Ingeniero White
Ahora se para y mira cada una de las fachadas: los negocios no son los mismos, los trabajadores que la recorren al mediodía a la hora del almuerzo, tampoco. Pero él camina por esta calle, describiéndola, pausadamente, como quien se siente dueño de casa.

En el Puente La Niña

Por lo que cuenta Pedro, él nunca fue "piquero". En la época en que cientos de hombres -muchos ferroviarios a contraturno- se juntaban al lado del puente para ir al muelle a descargar cereal, y se peleaban (incluso con armas blancas) por conseguir que el capataz los haga entrar, él volvía del galpón, se cambiaba y se iba al Club Comercial.
Mientras cuenta estas cosas apenas se detiene unos momentos con su bicicleta, señala desde arriba, como subrayando la distancia, el lugar donde estaba la escalera de madera; y luego sigue.
Puente La Niña - Ingeniero White

13 de febrero de 2008

La mano de Zanfardini

Hoy 13 se cumplen justamente 47 años de esta historia que le voy a contar: en el año 59, en el galpón de locomotoras había unas locomotoras Alco, atendidas por mecánicos especializados; habían venido de Rosario, la 4620 era del Ferrocarril Sarmiento, estaban los mecánicos y los eléctricos en el alistamiento, y el mecánico se llamaba Vicente Zanfardini y el ayudante Víctor Peinecura; alistaron la máquina, eran las cuatro menos diez de la mañana, terminaban a las cuatro; entonces Zanfardini dice: andá poné la máquina en marcha, así la dejamos en marcha. Este muchacho va, y este hombre se quedó en la parte de atrás de la locomotora, y en ese instante metió la mano en el soplador de piso, que tiene como una cuchilla, y cuando arrancó le arrancó la mano derecha. Y se salvó de desangrar porque le hicieron un torniquete y lo llevaron al hospital; y lo pasaron a la oficina Petitore, Petitore era el almacén, Petit Store en inglés. Se jubiló, después de 43 años, vivía en la calle Bolivia; yo, cuando iba a Maldonado siempre lo veía, manejaba. Y falleció el año pasado a los 87 años. El único que se debe acordar soy yo.

Esta historia ya Pedro la contó, hace exactamente un año, cuando empezamos con este Archivo.
Pero en ese momento nos asombrábamos de su prolífica memoria, entonces él hacía largas enumeraciones.

Ahora se detiene con mas precisión en el relato: vuelve a contar la misma anécdota, pero nuevos detalles aparecen, como si al recurrir, el recuerdo fuera adquiriendo, en cada vuelta, mayor espesor.

No es que Pedro ahora recuerde más o mejor que antes: ahora es diferente, tiene otro ritmo la urgencia de la escucha; es en el margen de esa disponibilidad que él despliega su memoria.

El pasado del futuro

Pedro trajo hoy un ejemplar de la Revista Siete Días, 22 de mayo de 1975, en la que hay un artículo: "Cómo será la Argentina en 2075". Es un futuro en el que las computadoras organizan la vida de la gente y los edificios son de cristal y con forma de platos voladores.

Ahora observen en este detalle ampliado la inscripción del tren y la que está sobre el paredón:

el mensaje en caracteres gigantes para esas personitas minúsculas dice Tome mate; y ese tren que parece tomar una curva de montaña rusa, Ferrocarriles Argentinos.

12 de febrero de 2008

Traditio


Cuenta Analía que hace unos días un odontólogo bahiense que se dedica a la historia y una señora amiga de él, visitan el museo y hablan con Pedro sobre temas del pasado de la ciudad. Así llegan a los trolebuses. La señora se interesa, pregunta, se sorprende.
A un cierto punto el odontólogo historiador le dice:
- Pero eso ya lo escribí yo, está en mi libro
- Bueno, sí ... pero es mucho más interesante cómo lo cuenta Pedro Caballero.