13 de febrero de 2008

La mano de Zanfardini

Hoy 13 se cumplen justamente 47 años de esta historia que le voy a contar: en el año 59, en el galpón de locomotoras había unas locomotoras Alco, atendidas por mecánicos especializados; habían venido de Rosario, la 4620 era del Ferrocarril Sarmiento, estaban los mecánicos y los eléctricos en el alistamiento, y el mecánico se llamaba Vicente Zanfardini y el ayudante Víctor Peinecura; alistaron la máquina, eran las cuatro menos diez de la mañana, terminaban a las cuatro; entonces Zanfardini dice: andá poné la máquina en marcha, así la dejamos en marcha. Este muchacho va, y este hombre se quedó en la parte de atrás de la locomotora, y en ese instante metió la mano en el soplador de piso, que tiene como una cuchilla, y cuando arrancó le arrancó la mano derecha. Y se salvó de desangrar porque le hicieron un torniquete y lo llevaron al hospital; y lo pasaron a la oficina Petitore, Petitore era el almacén, Petit Store en inglés. Se jubiló, después de 43 años, vivía en la calle Bolivia; yo, cuando iba a Maldonado siempre lo veía, manejaba. Y falleció el año pasado a los 87 años. El único que se debe acordar soy yo.

Esta historia ya Pedro la contó, hace exactamente un año, cuando empezamos con este Archivo.
Pero en ese momento nos asombrábamos de su prolífica memoria, entonces él hacía largas enumeraciones.

Ahora se detiene con mas precisión en el relato: vuelve a contar la misma anécdota, pero nuevos detalles aparecen, como si al recurrir, el recuerdo fuera adquiriendo, en cada vuelta, mayor espesor.

No es que Pedro ahora recuerde más o mejor que antes: ahora es diferente, tiene otro ritmo la urgencia de la escucha; es en el margen de esa disponibilidad que él despliega su memoria.

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